Las principales especies de abejas meliponas popularmente conocidas como las de sin aguijón o nativas, corren un serio riesgo de extinción debido a las alteraciones ambientales provocadas por el hombre como la deforestación, los incendios y el uso indiscriminado de los agrotóxicos. Estas abejas suelen nidificar en los huecos de los árboles, pero ahora, debido al creciente avance de la frontera agrícola en la zona, tanto para agricultura, así como la necesidad de extracción de madera, sus poblaciones tienden a decrecer.

La potenciación de la meliponicultura supone algunas mejoras en el entorno. En principio, la miel de las abejas nativas es muy apreciada y consumida, ya que la consideran la más sabrosa que existe y se hace diferenciar por su consistencia, aroma y coloración. Otra mejora ambiental sería consecuencia del aumento de polinización, las abejas meliponas son grandes polinizadores, por lo que con el aumento en el número de las abejas nativas se puede esperar mejora en la vegetación del entorno.

La región del chaco es apta para la meliponicultura de mercado, hecho relacionado con el clima favorable, las especies de abejas existentes y la disponibilidad de recursos florales, ya que la producción de esta miel está muy relacionada a sitios donde existen flores tropicales o subtropicales nativas.

A causa de todas las ventajas que proporciona la meliponicultura se ve necesario introducir esta actividad sostenible en la economía de la comunidad Zapallar, pretendiendo a futuro crear un mercado de consumo con etiqueta de origen y propiedades propias. Por otra parte, Zapallar se sitúa en un entorno en proceso de degradación, por lo que la introducción de las abejas nativas es una manera de empezar a recuperar el medio, debido a la polinización y así conseguir mejor desarrollo de la vegetación.

En este contexto ambiental esperanzador y potencialidades productivas, muchas familias del Zapallar atraviesan situaciones efecto del gradual deterioro ambiental, con repercusiones sociales particularmente mujeres, que son las que llevan la mayor carga familiar en la búsqueda de alternativas de ingreso familiar, al mismo tiempo que son las que menos participan en las decisiones comunitarias, debilidad que requiere potenciar sus capacidades para el ascenso social y aumento de autoestima.

Entonces, la apicultura, en tanto actividad de relativo bajo costo y con potencial de mercado, resulta trascendente no solo para diversificar la economía familiar, sino también para potenciar la presencia de la mujer en el rubro, con ascenso social en las directivas organizacionales y, especialmente, en el manejo del sistema productivo y comercial de la miel.