Las causas más comunes de incendios forestales en Bolivia son de origen antropogénico y están relacionadas al uso inadecuado del fuego en las prácticas agropecuarias, además de ser también comunes los incendios por descuidos en actividades de cacería y pesca, colillas de cigarro arrojadas al borde del camino y la quema de basura. Esta situación es exacerbada por el cambio climático, con condiciones más cálidas y secas que aumentan los riesgos de incendios.
Este ha sido el caso de lo sucedido el año 2019 en el Departamento de Santa Cruz, región que fue duramente impactada por incendios forestales ocurridos entre el mes de julio y octubre del mismo año, afectando cerca de 4.200.559 hectáreas (GAD Santa Cruz, 2019). La región Sud Este donde se encuentra la Chiquitania y el Pantanal fueron el centro de atención durante muchas semanas, en las que diversos actores públicos, privados y de la sociedad civil enfocaron sus esfuerzos para apoyar en el combate contra la expansión del fuego que consumía la flora y fauna, deterioraba la salud de las poblaciones locales y ponía en riesgo de pérdida de vidas humanas. Estos incendios de alta intensidad, generaron condiciones de vulnerabilidad en los municipios de la Chiquitania y Pantanal pues se produjo desabastecimiento hídrico, se deterioraron sistemas de agua, se perdieron cultivos agrícolas, pecuarios, y se paralizaron diversas actividades económicas como el turismo, entre otras. El alcance de estos eventos no solo fue regional, tuvo la atención de todo el país y trascendió las fronteras recibiendo el apoyo de grupos de bomberos forestales y equipamiento de otros países para atender la emergencia.
Las áreas protegidas (AP) nacionales, departamentales y municipales también fueron afectadas por esta situación, es el caso del PN/ANMI Otuquis, ANMI San Matías, Kaa-iya, Reserva de Vida Silvestre Tucavaca, entre otras, en las cuáles se debió desplegar apoyo para enfrentar los incendios con diferentes instancias estatales, privadas y de la sociedad civil. Estas áreas son fundamentales en la región porque contribuyen a la protección de la biodiversidad, permiten la regulación del clima, captan, aportan y liberan moderadamente las lluvias, alientan a los polinizadores agrícolas, refugian a la fauna, reponen la flora, atraen turistas y amparan comunidades campesinas e indígenas.

Los incendios en la zona del pantanal donde se encuentra el PN/ANMI Otuquis son recurrentes, y suceden mayormente en los municipios de Puerto Suárez y Puerto Quijarro, así como, en la zona del ANMI San Matías en territorio del municipio de El Carmen Rivero Tórrez. De la misma manera los municipios chiquitanos como Roboré afrontan incendios estacionales como ha sucedido en la zona del Valle de Tucavaca. Cada uno de estos municipios enfrenta problemas por la presencia de focos de calor e incendios entre los meses de julio a octubre sin embargo presentan ciertas particularidades en cuanto a los actores involucrados y alcance de la problemática.

El municipio de Puerto Quijarro, caracterizado por presencia de población urbana debido a su ubicación en una zona fronteriza con el Brasil, se ha organizado de manera espontánea a través de un grupo de bomberos forestales voluntarios (Saviors pantaneros) que vienen apoyando activamente en el combate de los incendios al equipo de protección del PAN/ANMI Otuquis; sin embargo, éste grupo no cuenta con equipamiento especializado suficiente, ni actualización en cursos de capacitación, por lo que con el proyecto se ha planteado brindar apoyo con equipamiento, actualización técnica y abordar temas referidos a la importancia del área protegida.

En el caso del municipio Puerto Suárez, no existe agrupación de bomberos forestales. Las comunidades rurales ubicadas en la zona aledaña al PN/ANMI Otuquis no cuentan con orientación sobre el manejo adecuado del fuego, no están organizados, ni cuentan con un plan para actuar en situaciones de emergencia por incendio, lo que incrementa la vulnerabilidad de las poblaciones locales frente a incendios forestales.

El pasado año, algunas comunidades fueron afectadas por su cercanía al AP, por lo que es de suma importancia fortalecer sus conocimientos y generar formas organizativas que permitan la prevención de incendios y el combate de los mismos, así como apoyar con equipamiento básicos necesarios para tal efecto. En ese sentido, se han identificado a las comunidades San Juan del Mutún y Yacuses, con quienes de abordará un proceso de sensibilización que los motive a involucrarse activamente en las tareas de manejo de fuego lideradas por el equipo de AP Otuquis, para ello se brindará capacitación, equipamiento y se promoverá la elaboración de planes de acción participativos.

Ambos municipios vecinos, Puerto Quijarro y Puerto Suárez, tienen una dinámica social y económica alrededor de actividades comerciales desarrolladas en el área urbana, donde se percibe un insuficiente reconocimiento de los beneficios ambientales del Parque Otuquis para la región, lo cual no contribuye al involucramiento local en las medidas de protección ambiental y reducción de efectos del cambio climático. El proyecto se ha planteado producir material de comunicación como jingles radiales y videos cortos a través de los cuales se sensibilice a la población local y sean difundidos con involucramientos de los gobiernos municipales y los medios de comunicación locales.

El municipio El Carmen Rivero Torrez, ubicado entre Puerto Suárez y Roboré, es un municipio con población principalmente rural, con presencia de grandes extensiones ganaderas y pequeñas parcelas agrícolas de subsistencia. Un conjunto de comunidades se encuentran asentadas en la zona de influencia del ANMI San Matías. Estas comunidades, ubicadas en la zona denominada Rincón del Tigre, son de origen chiquitano, afiliadas a la CICHGB, que viven de la agricultura de subsistencia y anualmente se enfrentan a situaciones de riesgos por incendios en la zona, algunos provocados por la quema para habilitación de terrenos de cultivos pequeños y otros ocasionados por la actividad agropecuaria intensiva, fundamentalmente desarrollada por grandes ganaderos locales y extranjeros que emplean la mano de obra de familias de comunidades rurales de la zona. Se han identificado a las comunidades de Santa Rosa de Bocaina y Tierras Nuevas para desarrollar un proceso de entrenamiento, equipamiento básico para el manejo de fuego y elaboración de planes de acción.

Por su lado, el municipio de Roboré cuenta con aproximadamente 12 brigadas comunitarias de manejo del fuego que cuentan con el acompañamiento y capacitación de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), organización que ha venido trabajando en la temática en los municipios de San José de Chiquitos y Roboré durante los últimos 10 años. En este municipio, algunas brigadas de comunidades alrededor de la Reserva de Vida Silvestre Tucavaca no cuentan con el suficiente equipamiento básico para el apoyo en tareas de supresión de incendios. En coordinación con FAN se propone fortalecer las capacidades de una de estas comunidades y recuperar aquellas buenas prácticas que puedan ser ajustadas y adaptadas a la zona del pantanal, tomando en cuenta sus características específicas.

En resumen, lo común en toda esta zona es la presencia del fuego durante ciertas épocas del año, como elemento de riesgo para la biodiversidad de las áreas protegidas y las poblaciones locales, evidenciándose la escaza información, sensibilización, vulnerabilidad y dificultades organizativas que permitan acciones organizadas para reducir amenazas y daños causados por los incendios forestales, aspecto que pretende ser abordado por la presente iniciativa a través del fortalecimiento de capacidades locales enfocadas en la orientación/sensibilización y equipamiento