Mediante varios talleres de capacitación, los comunitarios aprenden a dar mantenimiento a sus sistemas fotovoltaicos, y algunos se entrenan como técnicos para reparar sistemas y manejar el sistema de agua potable. También participan en un proceso de fortalecimiento institucional, a través de jornadas de planificación estratégica. Los miembros del equipo coordinador del proyecto adquieren destrezas en administración financiera y manejo de fondos rotativos. Los comunitarios conocen, a través de diferentes capacitaciones, sobre los impactos del cambio climático, su relación con la actividad humana, y la vinculación que su proyecto tiene como un modo de mitigar este problema a nivel local.

Todas las familias se benefician tanto de los sistemas solares, como con el agua potable. Hombres, mujeres, ninos y ancianos reducen su vulnerabilidad ante posibles enfermedades, a la par que acceden a la posibilidad de disfrutar de energía eléctrica en sus viviendas.