La degradación de las cuencas hidrográficas en las microcuencas del ande piurano se debe principalmente a la degradación acelerada de la biodiversidad, por la presión social y el desarrollo de una agricultura de subsistencia. Destacan entre las causas la alta tasa de deforestación, las practicas agropecuarias inapropiadas (quemas, sobrepastoreo y deficiente uso del agua de riego), la contaminación de fuentes de agua y la escasa valoración de la oferta ambiental a nivel local, provincial y regional. Seguir a este ritmo, implicaría la extinción, de los recursos aún existentes y representados por los bosques de neblina y paramos, que albergan a especies como el nogal, repraguero, aliso, tara, lúcuma, hierbas medicinales y aromáticas, el oso andino, venado, liebres, tapir, tucanes, etc. Así mismo implicaría que otros atractivos, como el complejo arqueológico de Aypate, el camino inca, los petroglifos de Samanga, las lagunas curativas y los conocimientos ancestrales, no sean valorados y aprovechados en beneficio de las familias de la zona.
La población en un proceso de planificación comunal, realizado en la microcuenca Samanga y Samanguilla, analizó el problema y planteo el fomento y adopción, en las actuales unidades productivas, de técnicas apropiadas que permitan mejorar los rendimientos en los cultivos y crianzas, y contribuir a que las familias no avancen o hagan presión hacia la zona de páramo y bosque. Así mismo, que se involucre a otras comunidades de microcuencas aledanas para ir generando una propuesta unitaria de desarrollo donde destaquen el uso adecuado, la conservación de los recursos y la declaración de una área común protegida en la zona de páramo y bosques, (la comunidad campesina de Samanga, ya ha declarado área comunal protegida al Bosque de Ramos, ubicado Espíndola).
Dentro de este contexto, se plantea esta propuesta, que se orienta a contribuir a mejorar las condiciones de vida de las familias usando racionalmente, conservando y revalorando la biodiversidad de la zona.