La comunidad de la Rosita se encuentra en los humedales de Sambuco y el Río San Juan, donde los Garífunas se radicaron alrededor de 1850. Las tierras de la comunidad fueron paulatinamente usurpadas por la Standar Fruti Company, la cual a través de los hermanos Vaccaro lograron que las familias asentadas prestaran partes de sus tierras a la transnacional, la que se apropió de la zona. Es para el año 2000 la comunidad recibió un título de propiedad en polígonos y es para el 2002 que recuperan los terrenos colindantes con el Refugio Silvestre de Cuero y Salado.

Los humedales cuentan con una enorme biodiversidad, la cual ha sido protegida por los habitantes de la comunidad, dado que el cuidado de la naturaleza es parte intrínseca de la cosmovisión de los Garífunas. Cabe señalar que en los humedales de Sambuco se encuentran yacimientos de hidrocarburos, los cuales aparentemente se encuentran en un futuro cercano en proceso de licitación, contradiciendo las iniciativas de conservación que se vienen dando en el ámbito del Corredor Biológico Mesoamericano.

La comunidad de la Rosita por medio de su Patronato ha diseñado una estrategia de ecoturismo, con el propósito de crear fuentes de trabajo alternativos y de esta manera reducir la pobreza de la zona. El proyecto en una primera etapa contempla como objetivo desarrollar capacidades humanas para el manejo del turismo comunitario a través de capacitación, visitas o intercambios a otros proyectos similares que existan en la zona.

Las mujeres de las comunidades Garífunas vienen desarrollando una iniciativa de ecoturismo, MUTU (pueblo), la cual tiene avizorado la construcción de una serie de albergues intercomunicados por senderos, los cuales vienen siendo utilizados desde tiempos ancestrales.

El potencial en materia de ecoturismo que ofrece la zona de los humedales de Sambuco, es de una enorme variedad, ya que en la zona convergen diversos ecosistemas, y sirve de enlace entre el Cuero y Salado y Punta Hisopo. En está área se encuentra el hábitat del manatí y sirve de refugio para un sinnúmero de aves migratorias.

El desarrollo del ecoturismo en Honduras no ha contado con el apoyo que amerita, siendo el turismo de enclave la respuesta nivel de estado y de organismos internacionales, los que viene apoyando iniciativas alejadas a las comunidades. La propuesta de la Rosita se enmarca en una nueva visión de ecoturismo comunitario, que se define en un uso racional de los recursos, cimentada en la participación directa de los habitantes de la zona, que han cumplido con la conservación del medio ambiente.