12 November 2009
SGP PROJECTS IN HONDURAS SUPPORT THE MOST VULNERABLE POPULATIONS

The newspaper "Proceso" in Honduras acknowledges the work of SGP in the country by looking to three projects supported by the programme. A copy of the article is below.

Los pobres de "El Jordán", "Brisas del Sur" y "El Venado", ejemplo de fortaleza y dignidad

SGP Projects in Honduras support the most vulnerable populations-BD-1Noviembre 8, 2009 - 11:20 Aldea de Guapinol, Marcovia, Choluteca - El ardiente sol que calienta al sur de Honduras, no es un obstáculo para don Heráclito Saavedra, un humilde poblador, a quien no le importa ordeñar un par de vacas a cambio de un litro de leche para su familia, como parte del trueque que para sobrevivir realizan diariamente los aldeanos más pobres de los caseríos que conforman la aldea de Guapinol. Esta zona es rica en recursos marinos y costeros que la ubican dentro del principal sistema de humedales del pacífico hondureño, que cubre el corredor biológico mesoamericano.

Pero, extrañamente, nunca tanta riqueza y pobreza, a la vez, pueden palparse juntas. Si ocho de cada diez hondureños son pobres, en las faldas costeras que rodean a la región de Guapinol, la mayoría de sus habitantes, sobreviven con menos de un dólar, cuando hay "algún trabajo".

Sus viviendas, sí es que así se les puede llamar, son chicas, elaboradas con varas de mangle, y techos cubiertos de plástico, afianzados con piedras. Cuando llueve o se producen marejadas, el agua penetra sin piedad, y se ven obligados a subir sus hamacas y uno que otro colchón para no mojarse, pero casi nunca lo logran.

Un promedio de dos o tres familias, habitan en esas "viviendas", caracterizadas, en su mayoría, por mujeres madres solteras jefas de hogar.

La pobreza de los cuatro caseríos que conforman la aldea de Guapinol, es de un nivel tal, que indigna hasta el más insensible de los humanos. Ahí no existen letrinas, y la brisa marina procedente de los manglares se entremezcla con los olores del lodillo marino, el fogón de la cocina y las necesidades básicas que al aire libre efectúan sus pobladores.

Para ir de un caserío a otro, hay que caminar en medio de la maleza, y pueden observarse desde flores silvestres, frondosos árboles y aves exóticas, hasta la sonrisa y mirada inquieta de los niños y niñas, que con sus harapos, salen al encuentro de los visitantes inesperados.

Guapinol está ubicado a 23 kilómetros del municipio de Marcovia, al cual pertenece. Su población es de 2,768 personas y 512 viviendas.

El ejemplo de don Heráclito

SGP Projects in Honduras support the most vulnerable populations-BD-2Alto, delgado y de carácter templado, la voz de don Heráclito se entrecorta, cuando explica en detalle sus niveles de pobreza. "Aquí, por la pobreza en que vivimos, cada estación del tiempo nos da problemas por las enfermedades, pero sobrevivimos (...) a veces me pregunto cómo y creo que sólo Dios es quien nos tiene de pié. Si registraran nuestras cocinas, las van a encontrar vacías", relató, en el estrecho pedazo de patio de "su vivienda", donde el fogón de cocina luce apagado.

Él no tiene pena para comentar que a cambio de un litro de leche para sus hijos, camina varios kilómetros y ordeña vacas, bajo el inclemente sol del sur hondureño. Para las estadísticas hondureñas, don Heráclito y su familia son parte del 1,7 millones de hogares hondureños que viven con menos de 19 lempiras diarios.

Pero su pobreza no le impide luchar, junto a sus compañeros y compañeras de los grupos "El Jordán" y "El Venado", por proteger y preservar el medio ambiente en las zonas manglares del Golfo de Fonseca.

Con la ayuda del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD), el proyecto más exitoso del PNUD en Honduras, los pobladores de los caseríos pobres de Guapinol, efectuaron hace dos semanas, un proyecto voluntario de limpieza de basura de 15 kilómetros que cubre la región de Monjarás a Guapinol, en el municipio de Marcovia, Choluteca.

Antes ese trayecto se mantenía lleno de basura, en vista que el municipio de Marcovia, a donde pertenece Guapinol, carece de un crematorio de basura. Todo tipo de basura se encontraba en ese trayecto, pero ahora, ante la sorpresa de sus vecinos que viven mejor que ellos, los más pobres de Guapinol iniciaron una tarea voluntaria y consciente a favor de la naturaleza y el medio ambiente.

Don Heráclito Saavedra, presidente del grupo de pobladores "Brisas del Sur" de Guapinol, tiene 52 años y su oficio natural ha sido la pesca, pero de un tiempo a acá, con la instalación de las camaroneras y los intermediarios del negocio o "coyotes", hasta ese derecho les ha sido vedado.

Así que trabaja de "lo que caiga": limpiar, podar árboles, ordeñar vacas y "cualquier otro ofrecimiento decente que me hagan para llevar algo de comer a la familia. Hay días en que los adultos no comemos, o nos conformamos con un bocado de comida, a cambio de que el alimento no les falte a los niños".

"Las locas" de El Jordán

SGP Projects in Honduras support the most vulnerable populations-BD-3Esta lucha inició hace once años, cuando las mujeres que conforman la cooperativa de "El Jordán", dieron el primer paso en organizarse, tras el paso del huracán y tormenta tropical Mitch, que los dejó incomunicados, en completo abandono y mucha destrucción a su paso.

Doña Isabel Quiroz, una de las fundadoras de "El Jordán", comenta que se organizaron "de a poco, conscientes que si perdíamos esta área, perdemos también la comunidad; ¡mire el mar, como se ha comido muchas calles que antes teníamos!".

"Nos fuimos capacitando, pero hacíamos cosas muy aisladas y vimos con otras compañeras que debíamos organizarnos más fuertes, y fue así como dimos con el PPD, quien nos ha ayudado sin importarle nuestra miseria, nuestra pobreza, pero hoy tenemos un grupo con más fuerza, y estamos haciendo cosas importantes por recuperar nuestro manglar, nuestra vida y la de nuestros hijos", dijo orgullosa doña Isabel Quiroz.

La Cooperativa de "El Jordán" está conformada por 22 mujeres, madres solteras, jefas de hogar, y desde hace dos años, tras la intervención de PPD, han logrado recuperar y proteger 15 hectáreas de mangle, el cual limpian todos los días, sin importar que el lodo les suba hasta la cadera, y que con el paso del tiempo, aparezcan hongos en su pies, sin tener asistencia médica que les trate.

Wendy Reyes, de unos 22 años, es la nueva presidenta de la Cooperativa "El Jordán", y emocionada relata que "ahora no sólo cuidamos el mangle, sino que también nos dedicamos a la siembra de curiles (una especie familia de las ostras), churrias (casi en extinción, similar a las almejas) y logramos recuperar el camarón menudo, que se había perdido de estas zonas".

"Sembrar curiles, por ejemplo, no es fácil, pero nos sentimos contentas cuando vemos que estamos sacando buena producción que hace unos años ya no se daba, que las churrias ahora salen más grandes, y de lo que más nos gusta, es sembrar árboles en los manglares porque sabemos que ellos son vida y ese aire hermoso que desprenden, es el que nos da la vida", acotó.

La presencia de PPD

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Las mujeres de "El Jordán", tienen porqué sentirse orgullosas y denotarlo en sus rostros y su forma de hablar. Antes, sus vecinos les llamaban "las locas del pueblo" porque se movían de un lado a otro, capacitando, laboraban bajo la modalidad de alimentos por trabajo y hacían conciencia entre la gente de la importancia del medio ambiente.

"Ahí van las lodosas de El Jordán", les gritaban cuando se metían a la bahía a nado para limpiar el mangle que protegen y se reunían bajo cualquier árbol para hablar y planificar sus actividades. Con el apoyo del PPD lograron que el alcalde de Marcovia les donara un terreno, frente al estero, donde construyeron su sede, la cual muestran orgullosas. Tienen un refrigerador grande para guardar el pescado, camarón, y los productos que utilizan en la pequeña tienda de consumo que con el aporte de su trabajo han montado.

El Programa de Pequeñas Donaciones, les proporcionó una lancha de motor sencilla para que transporten a los trabajos de reforestación y cultivo de especies en el mangle que protegen, pero para ellas, contar con esa herramienta, es un "milagro inesperado".

"Estas mujeres cuando van en esa lancha, parece que van al cielo y ahora la gente ya no les dice: ¡ahí van esas locas!, no, ahora las respetan y les dicen: ¡Miren a la mujeres de El Jordán!, ahora ellos tienen más conciencia y creemos que de a poco, vamos ir calando con nuestras ideas en sus mentes para que vean que todos debemos luchar por el medio ambiente", dijo doña Isabel Quiroz.

De su trabajo diario, ellas apartan 50 lempiras, para ahorrarlos, unas; y otras los utilizan para enviar a sus vástagos al colegio de Monjarás. Uno de cada diez menores de Guapinol apenas puede concluir la educación secundaria. El transporte de Guapinol a Monjarás, donde está el colegio más cercano, cuesta 28 lempiras y ellas han calculado que con 50 lempiras diarios, ajustan para que un menor vaya al colegio, se alimente y pueda sacar algunas fotocopias o comprar papel para escribir.

Tortugas, aves y más en El Venado

SGP Projects in Honduras support the most vulnerable populations-BD-5Mientras las mujeres de "El Jordán" siguen y viven con entusiasmo el progreso experimentado en los últimos dos años, en el caserío de El Venado, sus compañeros se preparan para iniciar el desove de tortugas marinas golfinas, una labor que desarrollan desde hace 25 años, sólo que ahora, con mayor apoyo logístico mínimo, gracias al apoyo del PPD.

Del 1 al 25 de septiembre, protegieron y cuidaron un total de cinco mil huevos de tortuga que fueron colocados en hoyos, con una profundidad de 45 centímetros, para una incubación de 45 días. Más de 2, 500 pequeñas tortugas fueron liberadas y llevadas al mar, de donde se estima, que una de cada 100 tortugas sobrevive y logra retornar , después de 15 años, a la playa donde nació.

Ahí, los pobladores han organizado el Comité de Protección de la Tortuga Golfina, conscientes que si no protegen esta especie, los niños y niñas jamás van a conocerla, ni tener idea de que alguna vez existieron.

En una especie de mirador, construido por ellos, los pobladores explican el cómo y porqué es importante proteger a la tortuga golfina, cómo se construyen los nidos de incubación con arena colada, cuál es el mejor momento para liberarlas, el porqué en vez de colocarlas en forma directa al mar, es mejor que caminen hacia él, porque así registran el camino y las características de la tierra y la playa en donde nacieron, a la cual se espera que retornen en 15 años.

Del rústico mirador construido con su esfuerzo, se divisa la frontera natural que separa a Honduras de Nicaragua y El Salvador. Una, a 15 minutos en lancha, la otra a un poco más de una hora.

Los habitantes de El Venado han logrado también levantar, a pocos metros del mar abierto, un pequeño hotel eco turístico, con unas cinco habitaciones sencillas, cómodas, con lo básico para iniciar un turismo de aventura a orillas del mar. Esperan agenciarse ingresos que permita la sostenibilidad de sus proyectos, pero requieren de promoción turística para ello, algo, que por ahora, no concita el interés de los gobiernos.

Cuando el atardecer en el sur comienza a caer, para perfilarse como uno de los más bellos que tiene Honduras, surcan en el cielo un sinnúmero de aves que sobrevuelan el mar que rodea al caserío de El Venado.

Carlos Cerrato, biólogo, y presidente del Comité Directivo del PPD, muestra, con cartilla en mano, el número de aves exóticas en peligro de extinción que se pueden encontrar en el sur hondureño del golfo de Fonseca. Con su dedo, señala y divisa un garzón de cuello rojo denominado "Galán sin ventura", a la espátula rosada pico de cuchara; otra ave conocida como Jabirú; El Piche, La Cigüeña o "Panchón"; "El Querque o Cara Cara", el Águila pescadora, los pericos y el pájaro carpintero, entre otros.

La danza de las aves se puede observar, temprano en la mañana ó al caer la tarde. Cada una de las especies que posee en su cartilla Cerrato, se encuentran en el Golfo de Fonseca, descubriendo así la riqueza de flora y fauna con que cuenta este sector tan abandonado de Honduras, en donde los programas de reducción de la pobreza nunca asomaron, muchos menos las acciones de proyección social como redes, bonos u otras fanfarrias gubernamentales.

Compromiso y no corrupción, único requisito para los pobres

El Programa de Pequeñas Donaciones, es una iniciativa que promueven diversas instancias mundiales defensoras del ambiente, y en Honduras se encuentra adscrito al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Sus integrantes apenas son cuatro personas que dan cátedra de cómo administrar y canalizar recursos para el desarrollo y la pobreza en el país.

SGP Projects in Honduras support the most vulnerable populations-BD-6Está conformado por un Comité Directivo Nacional, cuyos integrantes son hondureños y hondureñas, así como un miembro de PNUD, que ofrecen su labor de voluntariado, y se reúnen para aprobar proyectos a favor de los más pobres entre los pobres. La directiva labora ad honorem, no tiene dietas, bonificaciones ni nada de lo que puede caracterizar tradicionalmente este tipo de funciones. Ellos, lo que tienen es vocación y voluntad de servicio, logrando efectuar en zonas imaginables del país, exitosos proyectos a favor de la protección del bosque, el cambio climático y la mejora en la calidad de vida en regiones abandonadas por los proyectos tradicionales de "desarrollo" existentes en el país.

Una de las características del PPD, cuya contraparte nacional es la Secretaría del Ambiente, es que apuesta al capital humano y a la confianza entre las personas. Los pobres de Honduras, dicen sus promotores y directivos, no tienen recursos para obtener una personalidad jurídica que los haga "elegibles" de la ayuda estatal. Ellos sólo requieren una oportunidad y un compromiso. PPD en Honduras, así lo ha demostrado y ha probado que es viable.

El único requisito que ellos ponen para ayudar a los más pobres entre los pobres, es la honestidad y no tolerar actos de corrupción. "Si alguien comete actos de corrupción, inmediatamente cancelamos el proyecto, así se los advertimos de entrada a nuestra gente beneficiaria...es más, les decimos que si saben de alguien de PPD que quiera usar mal los recursos que nos lo denuncien, porque nadie de nosotros está autorizado a jugar con la pobreza ni el dinero de nadie, y ellos así lo han entendido", sostiene Hugo Galeano, responsable y principal impulsor de PPD en Honduras.

Hace dos años, el PPD descubrió el sur de Honduras y la pobreza ahí existente les ha "calado hasta los huesos", de ahí que la lección de dignidad y principios que en medio de su miseria, están dando los habitantes de los caseríos de Guapinol, se espera que motive la conciencia ciudadana, estatal y empresarial por hacer más y predicar menos a favor del medio ambiente en Honduras.

Para los pobladores de las áreas rurales de Guapinol, su lucha no ha sido fácil. Han tenido que enfrentar, al par de su miseria, el desprecio de los políticos que en épocas normales les tiran el carro cuando se les atraviesan por los callejones, pero les piden su voto en las elecciones, mientras abundan las historias de abuso de las mujeres por parte de los caciques rurales de la política.

También han experimentado la inequidad de la justicia, el atropello de las camaroneras, la contaminación ambiental de las azucareras y la indiferencia estatal y social de quienes creen que los miserables, por su condición de indigencia, no merecen ser tratados como seres humanos dignos y respetables.

Pero hoy, ellos están orgullosos de lo que han logrado y esperanzados en que la oportunidad generada les permitirá vivir no solo con decencia, sino que también mostrar a sus sucesores que los esplendorosos manglares que han caracterizado a la zona sur, pueden salvarse para seguir siendo protagonistas silenciosos del espectáculo de las aves, la riqueza marina que albergan y la preservación y recuperación de especies en peligro de extinción, en el principal brazo ecológico del pacífico hondureño dentro del llamado corredor biológico mesoamericano.

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